Son multitud de instantes los que recuerdo las veladas donde yo escribía, donde las letras se desvanecían entre mis dedos, al unísono que mis carnes las creían sentir, eran los latidos de mi vulva los que puntuaban cada ápice, era mi inquieta mente hambrienta de vida, era la dulce inocencia de quien desea descubrirse. Son muchos días los que recuerdo aquella loca idea de dar forma a un humilde libro, el de mi mente, el de mi historia, ese que tuvo mil comienzos y que jamás fue mostrado al mundo.
Pero todo se detuvo, mis textos cesaron y tan solo quedó la imborrable rúbrica en mi columna. Quizá fue el experimentar lo buscado, quizá fue el no encontrar a un compañero en mi camino que me continuase alimentando, quizá comencé a sentir que mostraba de más mi intimidad, quizá fue que mi vida se impregno de la fragilidad de seres que me necesitaban, existen tantos posibles quizás…
Confieso que había adoptado la postura de no pelear por vivir algo en concreto, sino de sorprender y dejarme sorprender por la nueva mente que se encuentre ante mi.
Pero hoy, él se encargó de hacerme ver que mi último texto, posee muchas similitudes con uno nacido años atrás y en mi mente, se volvió a abrir un nuevo ventanal. Hoy fui consciente de que sigo poseyendo fantasías por vivir, hoy, vuelvo a inhalar un nuevo Sorbo de Vida.
Mi Villano… Creo que le adorare por siempre.