– Alhaja mía, sabes que eres mi angelito, tienes el corazón muy blanquito, pero que sepas también que cada noche, rezo tres padres nuestros por ti, porque tienes un gran pecado, las cositas que vendes.
– Pollito mío!! Pero si solo vendo alegrías. Piensa en la sonrisa que lleva todo el día la mujer que se ha hecho cosquillitas de buena mañana! Piensa en esos matrimonios que por trabajo han de estar separados, no es mejor que jueguen con mis cositas a que sean infieles? Piensa en esos hombres a los que ya no se les levanta la salchicha pero quieren seguir teniendo contenticas a sus mujeres? No hago daño a nadie, no robo, solo regalo sonrisas. Qué me dices? Tú crees que es un pecado muy muy muy gordo?
– Aiii alhaja, que me lías siempre!!! Ya no lo sé.
90 inviernos